GALEONES EXPOLIADOS, TUMBAS PROFANADAS

Publicado por pipesar | Categoría Pipe Sarmiento | Fecha 22-03-2022

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En el libro Galeones Españoles Expoliados, Tumbas Profanadas cuento los 34 expolios documentados de naves españolas en el Atlántico, Mar Caribe y Océano Pacífico. Desde la flota de 1715, el Concepción, el San Diego o el Juno y la Galga, que por suerte hemos podido preservar.  Adjunto el índice del libro para dar una idea de los expolios tratados, que podeís encontrar en las plataformas digitales.

La mayor parte de la información que hay sobre estos expolios son meros corta y pega extraídos de Internet. Sin embargo yo me he basado en toda la documentación que fui archivando desde los años setenta del siglo pasado. Unos documentos inéditos que nos dan una visón general de estos hechos, exagerados hasta la saciedad por los anglosajones y por la mala información que sobre ellos había en nuestro país; además del nulo interés por ellos.

La complicidad de nuestras autoridades en muchos de ellos y el fracaso de nuestra nefasta diplomacia es otra de las claves de lo que nos ha venido sucediendo en los ochenta años transcurridos desde que las botellas de aire comprimido pusieron al alcance de mucha gente unas profundidades cercanas a los 50 metros, donde estaban muchos de estos barcos de estado.

La profanación de estad tumbas de agua y mal trato dado a todos los restos humanos encontrados en ellos, es solo una muestra del proceder de una gente carente de dignidad humana, alentados por el oro y la plata fácil, que a la postre ni fue tanta, ni ganaron apenas nada en sus costosas búsquedas. LO  PODÉIS BAJAR DE FORMA GRATUITA EN   SCRIBS.COM

BOGART El marino de Hollywood

Publicado por pipesar | Categoría Pipe Sarmiento | Fecha 14-03-2022

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El célebre actor empezó a navegar con su padre, médico de profesión, por el lago Canandaigua, en el estado de Nueva York, en su velero Comrade, con el que dijo había pasado los mejores momentos de su juventud. Su madre era una ilustradora muy famosa que apenas dedicó tiempo a sus tres hijos, lo que acentuó la forma de ser huraña de Humphrey. Según diría uno de sus hijos, era un ser frío incapaz de mostrar afecto y adicta al alcohol. Un día el joven actor encontró a sus padres tumbados en el jardín de la casa inyectándose algo, y Humphrey no paró hasta saber que era morfina, y que se la ponían a menudo para evadirse.

Con quince años le sucedió una anécdota digna de mención: estaban en el jardín de la casa, cerca del embarcadero donde amarraban el barco, cuando una motora se acercó a toda velocidad: de ella bajaron a un hombre inconsciente al que su padre le hizo todo tipo de maniobras médicas para reanimarlo. Tras la angustia del primer momento, lo llevaron a la casa y lo tumbaron en una cama. Al cabo de unas horas despertó y Humphrey escuchó a su padre decir en voz baja,

-Buenos días senador

Era quien más tarde sería presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, del que sus adiciones se lograrían mantener en secreto. Franklin pidió a la familia Bogar que no contaran lo sucedido; pero el suceso hizo mella en Humphrey, hasta el extremo de asegurar con solo 18 años,

-Nunca creeré lo que dicen  los mayores.

Las adiciones a las drogas de sus padres los llevaron a la ruina, y a Humphrey le expulsaron del prestigioso colegio Phillips Academy. Poco después se enroló en la Marina donde ocupó el puesto de timonel en un trasporte de tropas hasta junio del 2019. En ese periodo fue cuando le hicieron el corte que aparecía en su labio superior cuando un prisionero trató de escapar, cosa que Hollywood ocultó con maquillajes.

Entre 1925 y 1928 se casó con dos actrices; había empezado a trabajar con un productor de teatro en Nueva York. Con la llegada del cine hablado se mudó a California para interpretar trabajos de actor en varias películas de tercer orden que pasaron desapercibidas. Sin embargo, a partir de 1935 se ganó la reputación de hombre duro, siempre con la barba sin afeitar y hablando entre líneas, lo que le valió un lugar en la meca del cine

Es 1937 eran muchos los actores que tenían un barco de vela, por lo que empezó a navegar en un Dyer Dinghy, un pequeño barquito de tres metros de eslora que podía izar una vela de seis metros cuadrados. Los veranos regresaba a la costa Este, y se hizo socio del Newport Harbor Yacht Club. Compró un Albatros 21 al que puso de nombre Slug Nutty; tenía siete metros de eslora y 20 metros cuadrados de vela. Con el se mostró como un duro competidor que protestaba por todo y siempre en contra de las reglas de regata, lo que le dio muy mala fama entre los regatistas.

En 1941 rodó el Alcón Maltés y, al año siguiente, Casablanca con Ingrid Bergam, lo que lo elevó al cénit de su carrera. Durante la II Guerra Mundial se embarcó en el cuerpo de Guardacostas, donde inmortalizó la frase:

-Soy un actor que navega, no un marino que actúa.

En 1945 compró un espléndido Yawl de 55 pies al que puso por nombre Santana, en honor al fuerte viento que sopla en California llamado Santa Ana. Es un diseño de Olin Stephen que realizó cuando solo tenía 26 años. El barco había participado en la Transpac de 1936, y ocupando la primera posición en la regata a Bermudas de 1938. Para poder llevarlo, se hizo con los servivios de un patrón profesional llamado Carl Petersen. Hoy el Santana sigue navegando en las regatas de clásicos espléndidamente restaurado.

En él lograría navegar durante varias semanas al año, entre rodaje y rodaje. Su mujer, Lauren Bacal, le solía acompañar pero, como se mareaba, dejó de hacerlo. Es famosa una travesía que hizo a la isla Catalina junto a David Niven, Frank Sinatra, Richard Burton y Spencer Tracy en la que se corrieron todo tipo de juergas, y que se hizo eco en varias publicaciones. Bacal les llamaba la pandilla de las ratas.

Otra anécdota que denota su duro carácter fue cuando Bogart llegó al Club de Yates de Nueva York con el patrón de su barco, Petersen, y el comodoro del club se le acercó para decirle que su amigo no era del Club y que tenía que irse. Bogart le respondió que era su invitado y que iba corectamente vestido; a lo que el comodoro insistió que debía marcharse; entonces, tomó una servilleta de una mesa y escribió en ella:

“El que firma Humphrey Bogart se da de baja de este Club cuyo comodoro es un imbécil y un pretencioso hijo de puta: es una cueva de republicanos repugnantes”

Más tarde quiso participar en la regata los Ángeles a Honolulu, pero el rodaje del Tesoro de Sierra Madre se alargó y no podría participar.

Una de las cosas que más odiaba era que le dijeran que era un buen marino para tratarse de un actor. Él aseguraba que amaba la navegación, la brisa, el aire puro y todo el ambiente que rodeaba a la mar. Sobre todo, decía, “para estar lejos de los chupa sangres de Hollywood”.

En una entrevista para Life dijo:

“Solo tengo un complejo de inferioridad en mi vida y es no ser mejor navegante y marino. Sin mi gente a bordo sería incapaz de hacer una buena regata, pues me pongo en exceso nervioso y meto la pata”

Solía decir: “la vela ha iluminado toda mi vida”. Bogar fue un actor que participó en 80 películas a cual de ellas más taquillera. En 1956, en una regata, empezó a toser con fuerza y se le diagnosticó un cáncer de faringe. Haber sido un fumador y bebedor compulsivo le llevó a ese desenlace. Tras varios tratamientos infructuosos, un día pidió a su amigo y patrón del Santana que quería salir a la mar. Zarpó con sus tripulantes más queridos: Petersen contaría:

“Teniamos un brisa ligera y navegamos a un par de millas de la orilla. Bogi observaba desde la bañera la mar sin decir palabra mientras Carl y yo maniobrábamos el barco también en silencio y de la mejor manera que podíamos para que lo sintiera navegar. Sabíamos que esta iba a ser la última vez que navegaría en el barco que tanto amaba”

Bogart murió en los brazos de Lauren Bacall el 14 de enero de 1957. El director John Huston fue el encargado de leer su epitafio ante más de 3.000 personas: dijo,

“Bogi amó la vida, la familia, sus amigos, su trabajo y su barco, hasta el último instante de su vida. Acababa de pintar su velero como esperando seguir más tiempo entre nosotros. Stephen, su hijo, ha heredado de Bogie el amor por la mar y debe seguir su singladura, heredada del amor por la mar de su padre. Cada vez que pasaba unas semanas navegando, regresaba al trabajo con nuevos bríos”

En sus memorias, Laurent Bacal dijo:

“Nunca he sentido celos de ninguna mujer que se acercase  a Humphreys; solo he sentido celos de su barco Santana”

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