LA TRADICIÓN
Publicado por pipesar | Categoría Sin Categoría | Fecha 05-08-2022
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Lo que está pasando en el mundo occidental es la manifestación más clara de la decadencia de la tradición, vista como la voluntad de persistir en las cosas que funcionan. De ello deriva la anarquía que reina en los estados.
Porque la tradición es lo mejor que alcanzamos como pueblos gracias a la sabiduría acumulada y a la voluntad de mejorar a lo largo de estos últimos siglos. Porque la política clásica nace del instinto de cohesión, de jerarquía y de autoridad, que son fundamentales para la civilización. Hoy solo nos gusta un tipo de política que nos está llevando a la descomposición a través de los socialismos buenistas, que es la forma más estúpida y degradante de hacer política, porque acaban siempre en férreas dictaduras, como está pasando en gran parte del mundo.
El resentimiento igualitario es una especie de religión que provoca el triunfo de todo lo que es plebeyo, bajo, populachero, y sobre todo canalla. Su objetivo consiste en mantener a la gente en estado gregario, para impedir las condiciones que permiten sacar la inteligencia del individuo, para que todos nos hundamos en el inmenso lodazal de la igualdad.
Las personas más inferiores son promovidas en estos sistemas, porque, con toda seguridad, no alcanzarían tal grado de poder de una forma individual. Por lo tanto, se fomenta el espíritu de rebaño en contra del ser único, y la excelencia. También pasa con los nacionalismos. Los sistemas de este tipo necesitan gente domesticada, de pensamiento único. Personas que sean totalmente inofensivas, y que no tengan capacidad de pensar por sí mismas. Decía el ensayista alemán Rudiger Safranski en su libro SER ÚNICO, un desafío existencial, “hay que pensar en una dimensión donde cada uno se supera a sí mismo; donde podamos esclarecer lo oscuro; no basta con dejarse ir. Ser único significa que, aún cuando pertenecemos a una sociedad concreta, debemos valernos en solitario, sin buscar la identidad en el grupo. Es también la capacidad de mantener distancias, renunciando al asentimiento de otros.
Sin embargo, y a pesar de ellos, las elites siguen dominando, aunque ahora lo hacen desde el mundo del dinero, el Ibex 35, la energía o los alimentos, al ser amenazados por lo social socialista. Lo que conducirá a que nos vayamos convirtiendo en pueblos cada vez más mediocres, y elites cada vez más fuertes, tiránicas y crueles.
El grave problema es que, con todo esto, desaparece la clase media, la que crea riqueza y hace de juez entre unos y otros.
Los socialismos y algunas “democracias” se refugian siempre en la máquina poderosa del Estado, porque es el soporte que cobija con más facilidad a los más débiles y tontos; tipos que aceptan su condición de esclavos de él y de la política. Pero el Estado solo favorece a los que son obedientes y sumisos para convertirlos en peones de su nefasta acción, Rusia, China, América de Sur…
Lo que hacen los países modernos de corte socialista es infantilizar a los individuos para tenerlos sometidos a sus postulados, tratando de igualarnos a todos por abajo, por lo zafio, lo cutre, lo irreverente y todo lo que sea carencia de esos valores que tanto nos costó conquistar, cuando la TRADICIÓN lograda durante dos milenios, ordenaba el caos entre los homos, logrando superar guerras y conflictos a base de nuevas ideas e inteligencia, pero sobre todo por la tradición en el comportamiento, que nos permita ir subiendo peldaños en cordura, inteligencia y excepcionalidad. Vamos, lo mejor del ser humano.