CUANDO JOHN LENNON SE HIZO MARINO y compuso sus mejores canciones en solitario

Publicado por pipesar | Categoría Sin Categoría | Fecha 16-12-2020

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Lorenzo -Pipe- Sarmiento de Dueñas
Abogado maritimista, escritor y periodista.
Enero de 2021.  Publicado en mi blog  www.pipesarmiento.net

En 1980 el célebre Beatle llevaba cinco años sin componer canciones ni  subir a los escenarios, una época tranquila dedicado a su familia. Se acababa de comprar una casa en Cold Spring Harbor, Long Island, situada frente a la mar.

Y quiso cumplir uno de los sueños que había tenido desde joven, comprar un barquito de vela y aprender a manejarlo. Se lo encomendó a su asistente Fred Seaman; le dijo:

“Toda mi vida he soñado con tener mi propio barco. No puedo esperar para aprender a navegar”

Adquirió un O´Day Javellin de cuatro metros de eslora. Le dijo a Seman:

“Compra el más bobo, el más simple, solo necesito aprender”

Le puso el nombre de Isis, la diosa egipcia de la fecundidad que tanto gustaba a los Lennon. Y comenzó a navegar a finales de abril embarcando como profesor a Tyler Coney, miembro de la empresa y de la marina que lo había vendido.

Cuando se encontró preparado, encargó a Tyler que buscara un velero fuerte para navegar hasta las islas Bermudas. John tenía 39 años, y por fin iba a cumplir un sueño, navegar por alta mar, emulando a ese padre marino mercante que les abandonó cuando era niño, y del que no quiso saber nada cuando le llamó tras sus primeros éxitos con los Beatles. John recordaba su infancia y juventud en una entrevista:

“Vagando por los muelles de Liverpool mientras se preguntaba si su padre estaría en alguno de aquellos barcos”

Para la travesía escogieron un potente Hinckley de 43 pies propiedad de  Hank Halsted, un experto navegante. El nombre del velero era Megan Jaye, por la hija de Halsted. La tripulación la componían el patrón, John, su profesor de náutica Tyler Coneys, y dos primos de éste, Ellen y Kevin.

Lennon llevaba diez años sin compartir su vida con tanta gente, pero los  Coneys eran muy discretos y no molestaron al famoso Beatle durante la travesía con histerismos de adolescentes, según contó John.

La travesía era de cerca de 650 millas y, aunque la ruta que seguirían era bastante peligrosa por estar atestada de barcos mercantes que subían y bajaban por el Atlántico, Halsted aseveró antes de zarpar que su tripulación, salvo Tyler, era inexperta y muy joven, pero que en un par de días los habría  convertido en lobos de mar.

Zarparon el 4 de junio con buen tiempo pero sin conocer los partes meteorológicos, como era costumbre en la época. Por ello, dos días después, les alcanzó una depresión que alcanzó los 40 nudos de viento, lo que mareó a los Coneys. El patrón contaría después que John no enfermó y permaneció a su lado en cubierta todo el tiempo, quedando muy impresionado por su fortaleza y conducta marinera.

Tras 48 horas al timón, y carecer de piloto automático, Hank le gritó a John:

” Necesito tu ayuda, muchacho” A lo que este respondió:

“No sé qué puedo hacer, sólo tengo pequeños músculos de guitarrista”

“No es la fuerza lo que necesito. -le dijo Hank- Te he ido explicando lo que debes hacer para que yo pueda descansar un poco; se me caen los ojos. La mar va a mejorar; lo peor del frente ha pasado”.

Según contaría después Lennon a la revista Rolling Stone:

“Estuve gobernando seis horas seguidas y logré mantener el rumbo, aunque hubo momentos que sentía que el agua me sepultaba y las grandes olas me daban en la cara. Era como estar en un escenario; no había otra opción. Gritaba cánticos marineros a los dioses. Me sentí como el vikingo Jasón, el del Bellocino de oro. Cuando llegué a las Bermudas, y después de esa experiencia brutal en la mar me encontré sintonizado con el Cosmos, y vinieron todas esas canciones. Estaba viviendo la mayor experiencia de mi vida”

El patrón Halsted Hanks, contó que cuando regresó a cubierta tras el descanso encontró a un John Lennon muy concentrado en lo que hacía,

“Ya no era el marinero de agua dulce que embarqué en Newport, se había convertido en el hombre fuerte que siempre llevó dentro. Además me ayudó a reparar una vela destrozándose dos dedos por la dureza de las puntadas con la aguja. Estaba totalmente inmerso en la travesía y en su importante misión dentro de ella. Creo que el hecho de que le hubiera animado por su valeroso comportamiento durante el temporal le elevó la moral hasta las nubes. En ese tiempo no sabía que su padre era marino mercante. Ver a John tan lleno de vida fue increíble. Verlo tan vivo y comprobar ese cambio en él fue una experiencia maravillosa”

Tras siete días en la mar, al 11 de junio llegaron a Hamilton,  capital de las Bermudas. Antes de desembarcar, el capitán le pidió a John que escribiese algo en el libro de bitácora del barco: Lennon hizo unos preciosos dibujos que han pasado a la historia de la música y la mar.

Su asistente, Frederic Seaman, contó que cuando Lennon desembarcó notó un cambio muy profundo en él. Le contó de forma acalorada:

“No te puedes imaginar lo que se siente cuando miras a tu alrededor y todo lo que ves es agua y cielo. Estás aislado y en comunicación con el Todopoderoso. Una sensación abrumadora de libertad. Ha sido uno de los actos más importantes de mi vida.”

Seguramente el genial Lennon experimentó el aislamiento, el peligro, y la  enorme transformación que produce la mar a todo aquel que llega a ella por primera vez en una travesía de altura. Principalmente la insignificancia del hombre, aunque él fuese un venerado Beatle. Debió apreciar lo que otros ya hicimos hace mucho tiempo: solo eres una mancha en el océano.

“Y John volvió a sentir la necesidad de componer y cantar. La experiencia de pilotar un velero en medio del océano le devolvió su pasión creativa”, dijo Philip Norman, su biógrafo.

En su estancia en las Bermudas compondría el que para mi es su mejor tema en solitario, la deliciosa Woman de su disco con Yoko, Double Fantasy, publicado el 17 de noviembre de 1980: también Starting Over, Cleanup Time, y I`m Losing You, todas ellas impregnadas de un tempo relajado y sensual. Era como si John Lennon hubiera encontrado en la mar eso que he descrito muchas veces:

“Cuando llevas el timón en medio de las olas puedes bailar con tu barco y componer melodías que otros jamás podrán escuchar: orzar, arribar, dejar que la proa resbale por esa ola inmensa que te llega por la aleta, para abandonarte después cuando te sobrepasa como una nota musical perdida a la que nunca llegarás. Un juego de sutilezas que vas aprendiendo secretamente con los años de navegar, al tiempo que rasgas tu vida contra la mar”

De ese mismo disco y travesía nació Beautiful Boy, compuesta para su hijo Sun, pero cantando también a Julien, al que no pudo atender cuando los Beatles estaban en pleno ascenso. Sun tenía cinco años, y viajó con su madre a Bermudas para navegar juntos entre las islas. Watching Wheels es otro precioso tema, así como Dear Yoko, en el que muestra todo su amor por ella, la mujer que soportó su bajada a los infiernos, sus depresiones y caprichos. Solo en Beautiful Boy habla de la mar:

“Niño bonito, afuera en el océano que navego lejos apenas puedo esperar para verte”

El patrón del barco, Haldsted, en una entrevista tras la muerte de John,dijo:

“Me gusta pensar que la mar, nosotros y el barco ayudamos a John a subir hasta la superficie su maravilloso genio creativo”

El 8 de diciembre un loco lo mató, y le privó de conocer el éxito de su disco Doble  Fantasy, que recibió un Grammy en 1982 por las más de ocho millones de copias que editó. Varias de sus canciones ocuparon el número uno en las listas de todo el mundo.

La mar cambia a las personas mucho más de lo que uno pueda pensar; más, cuando por primera vez te pierdes en la noche y permaneces sustentado tan solo por el agua y las estrellas que te hacen de techo. La mar educa, endurece y acaba marcando el paso de los que venimos cabalgando sobre ella desde hace sesenta años. La mega estrella John Lennon no sería una excepción.

tenemos las pruebas de cómo llegan las pateras a canarias

Publicado por pipesar | Categoría Sin Categoría | Fecha 01-12-2020

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Desde hace más de diez años, cuando publicamos este artículo en el diario El Faro de Andalucía, sabíamos cómo podían llegar a Canarias estas pequeñas pateras que, por otra parte, era imposible que lo hicieran por sus propios medios desde la costa Africana. El duro viento Alisio que sopla en la zona, por la que he navegado muchas veces, imposibilitaba que pudieran alcanzar Canarias, si además, debían embarcar grandes cantidades de combustible para su motor. Lo publicamos en su día, y lo volvemos a hacer hoy, para que los españoles sepan cómo logran algo que los políticos tapan para esconder su pésima política exterior.