EL VELERO QUE VENCIÓ A LOS PIRATAS DE ODYSSEY

Publicado por pipesar | Categoría Odyssey | Fecha 28-02-2012

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Por lo general, las gentes da la náutica de recreo utilizamos nuestros barcos para divertirnos. Sin embargo, hay veces que embarcaciones de estas características se han usado para cosas muy diversas: rescatar a otros, transportar heridos hasta la costa, hacer de jurados en pruebas deportivas, etc. Pero quizás la más extraordinaria de mis navegaciones haya sido la que me llevó a descubrir a los ya tristemente famosos piratas del Odyseey en aguas mediterráneas cercanas al estrecho de Gibraltar.

La noticia ha dado la vuelta al mundo durante varios años, hasta que, el sábado 25 de febrero, tras un arduo pleito en los Estados Unidos, logramos que regresaran a España las cientos de miles de monedas expoliadas por los piratas. Por tanto, la náutica de recreo, por medio de un soberbio Centurión 45 de Wauquiez, se constituyó en policía privada, a modo de vigilante gratuito de los mares, sin la cual nada de lo que ha venido sucediendo estos últimos años en relación al caso se hubiera producido.

Fueron nada más y nada menos que “DIEZ AÑOS” de usar un barco de recreo en labores de documentación y seguimiento de los cazatesoros. ¿ Puede haber navegación más extraordinaria? A bordo de él, fotografiamos, filmamos, posicionamos y sometimos a todo tipo de acoso presencial a los piratas, dejándoles claro que estábamos allí, que sabíamos lo que hacían, y que no pararíamos de denunciarlos hasta que fueran expulsado de nuestras aguas.

El Mundo, a través de nuestro colega Carlos Segovia, fue el primer diario de tirada nacional que dio noticias sobre los piratas patrimoniales. Luego, un suplemento de Náutica. Es verdad que el precio que hemos pagado ha sido elevado, pues, para tapar su mal hacer, fuimos sometidos por la administración a todo tipo de presiones, incluidas dos querellas criminales, que los magistrados que nos escucharon no consideraron. ¡ Eso sí que fueron nuevas navegaciones extraordinarias! con miedos de galerna incluidos.

Pero nuestro ímpetu por saber la verdad y que se hiciera justicia fue más fuerte que sus amenazas. Los David de la náutica, a bordo de un pequeño barquito impulsado tan solo por velas y determinación, fuimos capaces de plantar cara al sistema; y lo que todavía sería mejor, logramos que los expolios continuados durante diez años de nuestro patrimonio sumergido fueran condenados por los jueces norteamericanos, y España recuperase lo que era suyo.

La náutica de recreo, por tanto, ha prestado un servicio más a nuestra nación; ya no solo le otorgamos el mayor palmarés olímpico a través de nuestros grandes campeones. O los muchos éxitos de nuestros navegantes de altura. Tras el caso Odyssey, los modestos navegantes debemos sentirnos útiles, rechazando cualquier definición malintencionada que hagan de nosotros, con tópicos tan burdos como señoritos o riquillos  perdiendo el tiempo.

La pasión por la mar no es patrimonio de nadie, como nos ha querido hacer ver la administración marítima desde siempre, poniendo trabas por doquier. Los que navegamos a vela o motor lo hacemos por placer, diversión y porque es un derecho constitucional; algunas veces, como en este caso, también navegamos en defensa de nuestro país, convirtiendo un día de mar en una experiencia extraordinaria no buscada; da lo mismo que lo denunciemos desde lo alto de un gran yate de motor, o desde la borda apenas elevada de un barquito de vela olímpica. Miremos siempre a la mar, y detectemos sus peligros; pueden venir de cualquier lado. Un día de placer, puede convertirse en toda una aventura vital que marcará tu vida para siempre.

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