MASACRE DE DELFINES EN JAPÓN

Publicado por pipesar | Categoría Pipe Sarmiento | Fecha 07-02-2025

0

Cuando las canalladas contra la naturaleza se elevan hasta el asesinato de miles de delfines cada año por el mero capricho de consumir su carne, carne, por otro lado, mala para la salud humana debido al alto grado de mercurio que contiene, vemos imágenes como las que acompaño. Sin embargo a los japoneses les da lo mismo y, año tras año, con esa contundencia con la que esta raza aborda muchos de sus comportamientos, cierran una bahía a modo de almadraba, en la que los delfines sufren horas de agonía, para ser rematados a lanzazos por estos modernos samurais venidos a menos pues, los genuinos, luchaban por honor y convicciones, mientras que estos lo hacen por crueldad, avaricia y estupidez.

Hace cuarenta y cinco años, presencié este cruel ritual y, ya entonces, nos pareció una canallada sin justificación, hasta el extremo que nuestras denuncias provocaron que una importante asociación norteamericana mandase a unos reporteros para grabar el siniestro espectáculo. Sin embargo, y a pesar de lograr una importante repercusión, en aquellos lejanos años no contábamos como hoy con redes de comunicación, Internet y tantos los elementos de difusión.

Los delfines son unos mamíferos intuitivos e inteligentes que interactúan con los humanos en una sorprendente relación, como podemos ver en la mar y en los muchos delfinarios ubicados por todo el mundo. Por eso, darles muerte porque sí, para comer unos tacos de sushi, se me antoja una inmensa canallada sin base alguna que lo sustente.

Pero así son esta raza inteligente y fanática que nos han dado cosas estupendas, pero también comportamientos irracionales basados en una tradiciones trasnochadas que siguen defendiendo en base a no se sabe qué. Hicieron, y siguen haciendo lo mismo con la ballenas, sean del tipo que sean, obteniendo unos productos trasnochados que solo se justificaban al comienzo del siglo XIX cuando su grasa era esencial para encender las lámparas de los hogares y oficinas del mundo civilizado.

De nada han servido las expulsiones de los organismos internacionales, ni las sanciones, pero las cifras están ahí: solo para proveer de animales a sus delfinarios capturan una media de 200 ejemplares, que venden por 10.000 dólares la unidad. La Asociación de Pescadores de la localidad de Ioana tiene asignada una cuota del Gobierno de 2000 animales al año, aunque son cerca de 200.000 los delfines que desaparecen de la mar cada año. En Japón, los únicos que han reaccionado a este asesinato ha sido la Asociación Japonesa de  Parques Zoológicos, que ha prohibido la compra de delfines provenientes de los pescadores de Taiji. También, la Comisión Ballenera Internacional, siempre boicoteada por los nipones, pues compran los votos de los países pobres que no tienen ballenas en sus aguas, está logrando paralizar algunos acuerdos.

Sin embargo, el documental THE COVE -la Bahía-, ha hecho mucho daño a estos peculiares pescadores mata haris, y su líder, Hardy Jones, que comenzó la lucha en 1979 y padeció penas de prisión y multas por filmar y tratar de detener la masacre, está logrando contagiar el rechazo a estas crueles prácticas que, al fin, han conmocionando a la sociedad japonesa, a la que, históricamente, le es difícil cambiar sus comportamientos ancestrales de forma rápida y contundente.