Si descubres la
mar, querido Internauta, te sumerges en el último lugar del mundo en el
que el ser humano se puede sentir realmente libre: no hay rayas
continuas, ni semáforos, ni predicadores en busca de su verdad. Es el
medio en el que todo lo bueno o lo malo que te suceda habrá dependido de
ti y de los conocimientos que hayas sido capaz de adquirir. Tu enemigo
es la ignorancia. Tu aliado, simplemente la mar.
Los marinos, al igual que los habitantes del mundo seco, podemos llegar
a la mar en busca de cosas muy diferentes: los hay mercantes, que se
ganan la vida con ese imprescindible tráfico de mercancías. De guerra,
que vigilan y guardan nuestra seguridad. Pescadores, a los que cada vez
les queda menos que pescar. Regatistas, que se miden unos a otros
rodeados de dinero y tecnología, etc. Pero la mayor parte de la gente
que se acerca en profundidad al mundo de la náutica lo hace por puro
placer. Somos vagabundos, soñadores, a los que el peso de la
civilización nos oprime de tal forma, que tenemos la imperiosa necesidad
de alejarnos de ella, aunque sea por un tiempo, para matar los demonios
y encontrar un rumbo en el que nos hallemos a nosotros mismos, y así no
desfallecer.
No es valiente quien no tiene miedo a la mar, lo es, quien logra
superarlo, por haberse molestado en conocerla mejor. |