Durante DIEZ AÑOS la compañía Odyssey estuvo trabajando en un punto concreto del mar de Alborán, frente a la Línea y Sotogrande. Sus diferentes barcos, provistos de robots submarinos, se mantuvieron siempre en las mismas coordenadas donde reposan los restos de un navío español. Tras perseguirlos en la mar durante un lustro, el autor cuenta la verdad de lo acontecido sobre el más famoso expolio submarino, realizado con la aquiescencia y la dejación de nuestras diferentes administraciones.